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04. Percepción III. Ahora sí ¿Qué es percepción? Haré que tu cabeza implosione con su complejidad.

Actualizado: 29 jun 2021

Esta quizás será una de mis entregas favoritas pues es una de las cosas más complejas que trataré aquí en el blog. Igual, como en las entregas anteriores, intentaré explicarlo sencillo, pero no prometo hacerlo de forma desenredada ¡Lo siento! Advertir que hacer un desarrollo completo sobre la percepción haría de este post muy extenso, por lo que será una introducción a su complejidad, la que de a poco se irá trabajando en el blog.

Por otro lado, este post servirá para introducir todo el mundo de la psicología pues, como comenté en una entrega anterior, inevitablemente la percepción guarda relación con casi cada una de las dinámicas psíquicas del ser humano ¡Prepárense un café y calienten las neuronas porque esto se viene duro!


 

Quizás sea bueno partir nombrando algunas características iniciales de la psiquis para luego llegar a una imagen mental de ella con la que podamos trabajar y, de a poco, complejizar según se vaya necesitando. En primer lugar y, más importante, debe ser entendida como un sistema homeostático e interdependiente entre sus componentes que, aunque teóricamente están separados, no hay una división clara entre ellos. Al hablar de que es homeostático, se entiende como la tendencia a mantener una autorregulación y mantención de los procesos internos que le componen de acuerdo con los estímulos del ambiente que se deben procesar. A su vez, esos componentes que le componen se producen mediante una división teórica con el fin de hallar objetos de estudio mas no son una separación, al menos, evidente en la vida real.


Para tales efectos, imaginemos a la psiquis como una tela de araña donde cada una de las uniones de los hilos son algún aspecto de ella. Por cada union desecha, menos estable será la tela, al punto de perder su forma y modificar el aspecto de otros lugares de esta. Por otro lado, debe tener esa dureza y flexibilidad precisa para poder soportar el peso de los distintos insectos que se quedarán atrapados en ella, así como también resistir la fuerza del viento que intentará echarla a volar. Que el sistema psíquico tenga esas características es vital puesto que promueve la coherencia interna y mantiene una distinción, al menos parcial, del ambiente, creando así una unidad por sí mismo. Caso contrario caeríamos en psicosis, por ejemplo.

De esta manera, la percepción podría entenderse como ese mecanismo complejo por medio del cual el individuo, desde todas las fuentes posibles, adquiere información del ambiente, así como también del sujeto mismo y posteriormente la interpreta con el fin de reconocer lo que sucede a cada instante para establecer una organización del mundo.

Podemos tener un primer peldaño y es la función de los receptores perceptivos del cuerpo, ya saben, los sentidos. Y no me refiero a los 5 típicos sentidos, sino esos veintitantos que hay. No pretendo describirlos aquí, pero, por ejemplo, nuestra audición percibe entre 20Hz y 20kHz, ejercicio que podría aplicarse a cada uno de los procesos perceptivos físicos del sujeto. En ese sentido, lo primero que nos salta a la vista que físicamente es imposible percibir todo el mundo. Es más, si te tapas uno de tus ojos y mantienes fija la mirada hacia adelante, posicionando el dedo gordo del mano cercano a la altura del ojo abierto pero un poco tirado hacia al lateral, notarás como la punta del dedo desaparece. Sí, el ojo tiene un punto ciego que el mismo cerebro intenta tapar. Increíble, ¿No?


Continuando, en conjunto con el aprendizaje de la experiencia percibida, emergerán diferentes fenómenos como la atención selectiva o el prejuicio — Si, ¡los explicaré! Cuando lo haga, dejaré un link a sus entregas ¡Paciencia! —, fenómenos que intentan hacer más eficiente el acto de percibir prescindiendo, según lo previamente aprendido, de información innecesaria o no tan importante para el propósito del momento. Podemos decir que hay una 'Unión fuerte' entre aprendizaje y percepción. Al hablar de unión fuerte, me refiero a que ambos procesos dependen mutuamente entre ellos y, por lo tanto, no hay una distinción clara entre ellos en términos de la injerencia que tienen entre sus propios procesos.


Al mismo tiempo, la psicología general ha establecido una variedad de estudios donde dan cuenta que la percepción depende de la vez de los valores, ideologías, necesidades, orientaciones de la personalidad, situaciones interactivas, etc. Desde este punto, la percepción ya no depende tan solo del individuo, sino que, ahora, el nivel de análisis social adquiere importancia al ser las ideologías, situaciones, entre otros, objetos de estudio de la psicología social contemporánea.


Desde el plano de análisis individual, tal como el psicólogo y psicoanalista George Klein (1917-1971) dijo, "percepción es personalidad", en el sentido que la personalidad y la percepción tiene una unión fuerte también. Creo que una buena definición de personalidad es la que Lawrence A. Pervin ha propuesto al darse cuenta de que hay una infinidad de definiciones heterogéneas de personalidad. Su definición es la siguiente.

“La personalidad es una organización compleja de cogniciones, emociones y conductas que da orientaciones y pautas (coherencia) a la vida de una persona. Como el cuerpo, la personalidad está integrada tanto por estructuras como por procesos y refleja tanto la naturaleza (genes) como el aprendizaje (experiencia). Además, la personalidad engloba los efectos del pasado, incluyendo los recuerdos del pasado, así como construcciones del presente y del futuro” (1996)


La razón de esa unión entre personalidad y percepción es debido a que la personalidad pareciera establecer una estabilidad a los procesos perceptivos que, valga la redundancia, depende de procesos sociales y contextuales. De la misma manera, la personalidad se moldea por funciones adaptativas moduladas por la percepción, véase socialización, procesos vitales tales como ser padre, etc. Así, George Klein dice que "El proceso perceptivo es una variable crítica de intervención para la teoría de la personalidad y ese proceso de personalidad es una variable de intervención indispensable para la teoría de la percepción"


La percepción también tiene una unión fuerte con la emoción. Las emociones, que para efectos prácticos de esta entrega englobarán los sentimientos, sensaciones y emociones propiamente tal, se definirán como un conjunto complejo de respuestas químicas y neurales del sistema nervioso que tienen una consecuencia y/o representación en algún nivel de la consciencia o inconsciente y que tienen la función de adaptar al sujeto a la realidad. Su expresión y modulación dependen del aprendizaje, cultura y el sistema nervioso. Cuando exploramos el mundo por medio de la percepción, dotamos de Significado a aquellos objetos que percibimos y que, según nuestra experiencia, tenderá a tener tal o cual connotación emocional con el fin de ser aquel regulador de nuestro comportamiento hacia ellos. Así, la emoción está intrínsicamente relacionada con la percepción al ser una consecuencia directa de ella en tanto que aprendizaje.


Como consecuencia, la emoción guía la atención de nuestra percepción a cosas que se cree valen la pena y la percepción, a su vez, hace emergen emociones, creando una función circular entre ambas. Así, por ejemplo, la fobia puede ser entendida como una hiperactivación del miedo hacia un objeto con características que lo incitan de acuerdo con una experiencia previamente aprendida. Las terapias de exposición, a su vez, pueden ser entendidas como el romper esa retroalimentación 'percepción > emoción' al punto de encontrar el absurdo a esa hiperactivación.


La percepción también tiene una unión fuerte con la acción. Si entendemos como la acción como nuestro comportamiento y su respectiva consecuencia en el ambiente y en el individuo mismo estableciéndose como experiencia, entonces damos cuenta que el acto es una exploración activa de la realidad que dota de significado la realidad y, en última instancia, dota las bases del sistema cognitivo. Este proceso es también llamado como enacción.


La percepción y la sociedad también tiene una unión fuerte. Ya la entrega anterior hablé brevemente al respecto. Te dejo aquí el link a ella. Lo que nos concierne aquí es saber que hay una serie de experimentos que demuestran como un otro ejerce influencia en nuestra capacidad de percibir. Al envolverse en un grupo, surge una 'norma de objetividad', la que intenta explicar el fenómeno de presuponer que todos están viendo lo mismo. En esa actitud surge, por ejemplo, aquella disonancia cognitiva que hablé la entrega anterior y que describe la tensión que supone saber que, quizás, lo que se percibió inicialmente está equivocado. conforme esa norma de objetividad sea mayor y exista una presión de grupo, mayor será la probabilidad de que termine interpretando el objeto tal como el resto lo hace.

Por poner otro ejemplo, además del experimento de Asch —dejé un link a un video genial que habla sobre él en la entrega anterior, Muzafer Sherif ideó un experimento a mi parecer genial para ver cómo se generan las normas sociales. Cabe destacar que lo siguiente es extraído del libro 'Introducción a la psicología social', coordinado por Tomás Ibañez. La idea fue colocar a una persona en una cámara oscura en cuyo fondo había una luz inmóvil, haciendo que el sujeto no tuviera ningún punto de referencia. Al cabo de un tiempo la luz, bajo el efecto auto-cinético, aparentemente se movía aun cuando estuviera quieta gracias a esa falta de referencia, a lo que el investigador preguntó por el rango que se movía esa luz. Le mostró a cada sujeto la luz cien veces en un total de tres series y se constató que el sujeto aparentemente "veía" un determinado rango de movimiento consistente a los primeros juicios. Se generó ahí una norma de percepción.


Posteriormente Sherif realizó el mismo experimento, pero introduciendo entre dos y tres individuos adentro, cada uno con una norma perceptiva del rango de la luz ya creada. Se les preguntó por la distancia y los individuos comenzaron a hablar sobre la distancia que recorría la luz, produciendo que uno tuviera que adecuarse a la percepción declarada del otro, creando ahora una norma de grupo en la percepción por medio de la negociación y la influencia.


Sherif, en otra oportunidad, realizó otra vez el mismo experimento, pero, ahora, introduciendo entre dos y tres individuos sin la norma de percepción respecto al movimiento de luz creada. Tal como el experimento anterior, los sujetos comenzaron a conversar para establecer una norma de grupo. Lo interesante es que posteriormente se puso a cada uno en la cámara oscura de forma individual, lo que, en contra de lo que uno pudiera pensar, los sujetos mantuvieron esa norma de grupo aun cuando no estuviera ahí. Entonces así se observó cómo lo social interviene en la percepción. La sociedad constantemente nos dota de normas con las que guiamos nuestra percepción establecida en estereotipos, convenciones y valores con los que se enjuicia y añade valor a lo que percibimos al momento de interpretar. Un poblador originario puede mirar al cielo y ver una madre dando pecho a su hijo en un tumulto de estrellas. Un astrónomo vería simplemente eso, un tumulto de estrellas. Un cristiano ferviente creyente puede ver un milagro en la gota que cae de una estatua de Jesús. Un ateo vería simplemente eso, una gota cayendo de una estatua de Jesús.


Por último, los esquemas mentales del sujeto también tienen una unión fuerte con la percepción. Entendiendo que estos son aquel constructo que el sujeto hace de la realidad, estos intervienen en la interpretación final de lo que la información que se percibe en tanto que allí residen los valores, aspectos morales, se desprenden los sistemas de creencias, etc., los cuales además dirigen la atención de la percepción. Los esquemas mentales, por otro lado, aunque no representan plenamente la dinámica social, sí son en parte una representación individual de ella consagrada bajo la anterior socialización que el sujeto tuvo. Así, puede entenderse que los esquemas mentales y lo social tienen una unión fuerte. Hablaré con más detalle de esto en un siguiente post, el que dejaré aquí.

De esta forma damos cuenta que la percepción depende, a lo menos, de

  • Personalidad

  • aprendizaje

  • emociones

  • acción

  • esquemas cognitivos

  • Social

Hay que tener claro que hay una interrelación entre estos conceptos pues, por ejemplo, si la acción establece una exploración con consecuencias individuales y ambientales, casi que si fuera por definición, hay una respuesta emocional consecuente que dota de significado a aquello explorado, tal como si el haber caminado por cenizas haya implicado dolor y el miedo a la posibilidad de volver a caminar por ellas otra vez. Ese mismo acto supuso un aprendizaje de que las cenizas queman, quedando consagrado en el esquema cognitivo del individuo como 'sería estúpido caminar por cenizas'. Esto supone finalmente que la personalidad en ese contexto sea menos abierta a experiencias en torno las cosas asociadas a ese significado añadido a las cenizas —Ya hablaré de esto respecto al lexicón mental—. Ese establecimiento de significado a las cosas queda adherido al proceso descriptivo que hace cada individuo de la realidad materializado en los signos con los que describimos y pensamos el mundo. La implicancia del lenguaje en la percepción se puede ver en la perspectiva débil de la hipótesis Sapir-Wolff que indica como la producción de una representación mental del mundo se ve dificultada al no encontrar signos que hagan referencia a él. El lenguaje tiene una unión fuerte con la percepción en tanto que organización del mundo.


Hay una infinidad de relaciones que uno podría extraer, es echar a volar la imaginación. Así, volvemos a uno de los dichos del inicio: la percepción es un sistema complejo e interdependiente entre sus partes.


Quizás aquel que haya leído algo sobre percepción esté bastante intrigado por lo que ha visto aquí debido a su extensión. Sin embargo, es bastante entendible ya que hay una infinidad de definiciones distintas de percepción debido, al igual que con la personalidad, a la enorme cantidad de 'ciencias' que lo estudian, las que, al tener marcos teóricos distintos entre ellas y un modelo super específico de estudio, sus definiciones serán minimalistas y heterogéneas, incluso de formas contradictorias. Es el problema de los 'ismos' como se llama: al haber una especificidad de estudio, se pierde su generalidad y, por tanto, información valiosa para ser estudiada. Pero, como pueden intuir, es un problema que trataré en otra entrega.

Por si todo esto no fuera poco, la percepción puede ser incluso inconsciente. Ya hay estudios que han estimulado los terminales nerviosos del tacto y que se demuestra activación en ellos sin que el sujeto logre sentirlo. Así también, tampoco he tocado la percepción de nuestro propio desarrollo psíquico. Los pensamientos 'llegan' a la consciencia. Tocaré ambos tópicos en próximas entregas, pero, adelantando para que no se queden con la duda, gran parte de su inconsciencia depende de su valencia, es decir, el nivel de activación que le entrega al cuerpo o al sistema psíquico. Les dejo con la pregunta ¿Qué cosas percibimos de forma inconsciente? Yo empiezo diciendo que los lentes que uso, a ratos, aun cuando literalmente estén al frente mío, olvido que están ahí al punto que me intento rascar el ojo y termino golpeando los lentes por no verlos.


Espero haber derretido neuronas ¡Nos vemos en la siguiente entrega!



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