top of page
  • Foto del escritorMario

03. Percepción II. El cómo perciben los demás influye en cómo percibimos nosotros.

Actualizado: 29 jun 2021

¡Boom! Tal como aparece en el título, sin más ni menos. En esta entrega explicaré brevemente porqué y cómo de la forma menos enredada posible (no prometo lograr esto último, lo siento). Pero antes, sugiero encarecidamente dar un vistazo a la publicación anterior si no lo hicieron, ya que esta entrega es su continuación. Aquí tienen. De todas maneras, intentaré que no sea necesario ir hacia ella para entender lo que se escribirá.


Primero, citemos esa idea de la publicación anterior que nos interesa aquí.


"es difícil separar lo que es y lo que no es propio del fenómeno"


Para contextualizar, dije eso debido a lo siguiente.

"esa 'verdad' [Refiriéndome a lo que el sujeto cree que lo percibido es] en la realidad del sujeto deja de serlo en el mundo solo de forma parcial al entender que la realidad del sujeto es parte integral del mundo. Así, aquello que se enjuicia como verdad o mentira, en el mundo tiene ambas cualidades en un nivel de análisis psicológico"


Imaginemos un escenario donde dos sujetos están viendo el mismo objeto, cada uno percibiéndolo de manera distinta y, luego, se ponen a conversar respecto qué percibió cada uno. Al dar cuenta que percibieron cosas diferentes, entrar en una discusión, intentando demostrar que lo que vieron es correcto. En ese breve instante, el objeto que se discute ya no es para el sujeto su mera percepción de él, ahora se añade a la realidad del sujeto lo percibido por parte del otro sujeto del dicho objeto desde el nivel de análisis psicológico, todo gracias al acto comunicativo — ¡Un temazo que prometo tratar más adelante! — que se estableció entre ambos, lo que abre la puerta al concepto de Disonancia cognitiva, propuesto por Leon Festinger. Básicamente, hace referencia a ese momento donde la representación mental que uno inicialmente tiene de un objeto se ve tensionada por una nueva representación mental que entra a la conciencia del sujeto, provocando una disonancia inquietante para él. Esa inquietud, a su vez, da paso a la llamada Influencia Informacional, La que describe la tendencia del sujeto a adherirse a la nueva representación entrante a la conciencia en tanto que no exista forma de comprobar que su representación inicial es verdad o no. Si llegaron hasta aquí con la primera entrega leída, podrían intuir que esa comprobación depende del nivel de estructuración del objeto al saber que aquellos con poca estructuración obligan a suponer e imaginar su contenido o significado, cuestión puramente psicológica y, por tanto, de poco contenido material para contrastar empíricamente. Es decir, la disonancia cognitiva y la influencia informacional tenderán a estar más presentes en momentos poco estructurados. Y eso tiene consecuencias fuertes pues la sociedad es profundamente inestructurada. Vivimos constantemente invadidos por ambos fenómenos si desconocemos por nuestros propios medios el funcionamiento de lo social.

Aquí es cuando volvemos a la primera cita con la que partimos esta entrega. Si no podemos comprobar que lo que creemos es real, vivimos en una suerte de inseguridad que sometemos al juicio del otro, asumiendo la posibilidad de que hay verdad en lo que él ve. En caso contrario habría testarudez. Ahora bien, esa inseguridad hasta en un cierto grado nos permite la flexibilidad que necesitamos para adaptarnos a contextos nuevos. Si pensamos que la cultura integra dentro de sus dinámicas una forma compartida de ver la realidad, entonces esa influencia del otro en nosotros es necesaria para su mantención, por lo que, en realidad, lo que se ha visto hasta aquí no es algo malo si no natural en todo ser social como nosotros. Lo segundo nos mantiene estáticos y rígidos contra el mundo tal como, por ejemplo, un fanático político o un machista, convirtiéndose entonces en algo desadaptativo, o sea, algo no adecuado para la convivencia armoniosa con el entorno y productor de conflictos innecesarios. Esta forma de mirar la percepción del objeto nos introduce a la teoría del externalismo débil de la cognición humana, la que no trabajaré aquí pues corresponde a una postura teórica propia de la discusión académica y no tan así del conocimiento científico aplicado.


Por último, sé que en este mundo de la influencia y conformismo que nos hemos adentrado brevemente aquí es extenso. Hablar, por ejemplo, del experimento de Asch o los trabajos de Sergei Moscovici daría para cientos de entregas, por lo que creo sabio dejarlo hasta aquí y retomarlo cuando sea pertinente. De todas maneras, les dejo a continuación un video espectacular sobre Asch que les pueden dar un poco de luces al respecto.


Mientras más herramientas tengamos para poder inspeccionar el mundo, experiencias de vida tengamos, conocimiento científico adquiramos y, sobre todo, humildad poseamos, mayor será la certeza de que nuestra percepción del mundo está un paso más cerca de su, aunque inalcanzable, 'verdad' y, por tanto, seremos menos propensos a ver nuestra percepción del objeto influida por los dichos del otro, convirtiéndonos en seres más libres de mente y acto.


Nos vemos en la siguiente entrega.



28 visualizaciones0 comentarios

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page